Sentir hilvanado

Sentir hilvanado,

costura humana,

lazos de acabado,

petachos de color.

Eso sí,

la ropa limpia,

como el alma,

que se entristece 

con ropajes grises

cosidos a máquina,

remendados con dolor.

Así que,

antes de salivar el hilo

y enebrar la aguja,

preparo el dedal,

y ¡que les zurzan!,

aunque me manden a zurcir.

Sentir hilvanado

de tinta y de luz,

los olores y sabores,

las caricias y sonidos,

te los coso

y los vistes tú.


Iñigo Leiva


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