Dos liras de un viaje en bicicleta



Al final del camino,
vi que el sol se comenzaba a retirar,
aquel no era el destino,
tengo que continuar,
nadie me sigue, nadie a quien buscar.

Voy deprisa sin prisa,
escapando de lo que dejo atrás,
sudada la camisa,
cuanto antes me sofoque,
antes juraré no volver jamás.

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